El suelo de la provincia está provisto de una geografía de contrastantes entre las alturas abruptas de los Andes y el verde profundo de los valles calchaquíes, cumple aquí su destino fecundo y propicio para el cultivo del viñedo de calidad y para el espíritu del productor.
El sano sol y la dulce luna engalanan el festejo de la cosecha, mientras que la tecnología de última generación apuntala el desafío de mantener la pequeña escala ofreciendo inalterable la excelencia del producto.
Las bodegas boutique respetan cada rasgo de su labor centenaria y así las uvas seleccionadas conservan intactas sus cualidades.
La exquisita gastronomía de la región puede ser desgastada con el inmejorable acompañamiento de la amplia topología de vinos locales, que van desde sus cálidos tintos hasta sus excelentes blancos y rosados, todos ellos reconocidos a Nivel Nacional e Internacional.
En Catamarca se identifican tres áreas donde se pueden desarrollar actividades turísticas específicas relacionadas con el vino.
En primer lugar, lo que se denomina bodegas de altura que están localizadas en los departamentos Tinogasta, Andalgalá y Santa María. En segundo lugar, un área que se podría dividir en dos: la ruta 40, incluyendo Hualfín y Belén y, en tercer lugar, el departamento Pomán.
La cercanía y similitud con Cafayate es la primera sorpresa al llegar a Santa María.
Ubicada también en plenos Valles Calchaquíes es fácilmente identifibicable por los extensos viñedos que salpican el paisaje y que se pierden en las laderas de los cerros.
Un de las más reconocidas es la bodega que el padre Gerardo lleva adelante con gran éxito.
Pertenece al Obispado de Cafayate y es una de las muchas otras bodegas que se instalaron en la región.
La zona produce buenos vinos de altura, en variedades de cabernet, malbec, syrah, tannat, barbera y bonarda, junto con el tradicional blanco torrontés.
Los establecimientos son parte de la Ruta del Vino de Altura, que integra el Camino de los Sabores.
La ruta 40, que luego empalma con la 60, lleva hasta el otro polo de la Ruta del Vino, Tinogasta y la cercana Fiambalá.
En Tinogasta perduran bodegas que producen vinos de las mismas variedades que Santa María y algunas de las llamadas boutique.
Como la de Juan Longo, en una construcción de piedra con una cava donde degustar sus logros.
El circuito de la Ruta del Adobe lleva a Fiambalá, el poblado donde están las bodegas Don Diego y Cabernet de los Andes, para catar sus particulares vinos de altura.
También es conocida por su producción de pasas de uva. Catamarca invita a transitar y descubrir los caminos que abren la experiencia de tus sentidos.