Estás pensando en viajar y nos sabes que lugares visitar, perfecto, acá te dejamos entonces destinos escondidos del norte argentino que vale la pena visitar.
Además son lugares un poco fuera de los circuitos mas comunes de turismo y te aseguro que te van a encantar.
Sin dudas hoy El Norte Argentino se consolidó como destino turístico ineludible para impregnarse de la historia argentina, su cultura y raíces.
Ornamentado por cerros de variados e intensos colores; y respetuoso del pasado aborigen que ha dejado sus huellas y costumbres en toda la extensión.
Descubrí algunos destinos escondidos y maravillosos del Norte Argentino!
1. Valle de la Luna – Jujuy
Muy cercano al límite con Bolivia, en la Puna de Jujuy y entre las localidades de Cusi Cusi y Liviara, se encuentra el Valle de la Luna en el paraje Matancillas, una depresión profunda de lava, escoria y basalto de aproximadamente 60 km de diámetro.
El maravilloso escenario hace olvidar al viajero que en realidad está circulando a más de cuatro kilómetros sobre el nivel del mar.
Esto lo hace uno de los destinos escondidos del norte argentino mas increíbles para descubrir por lo inusual de su paisaje.
Y que las colinas son formidables montañas de 5000 metros de altura, o más.
Por la extrema aridez casi no posee vegetación.
Con el transcurso de milenios se han ido creado extrañas formas, esculpiéndose domos, quebradas y columnas, en medio de un paisaje agreste, desértico, donde dominan variados colores: verdes, grises, pálidos beige, pasando por tonalidades de rosa, naranja, castaño oscuro, hasta el rojo y el carmesí.
Esto sucede por la variada composición mineral de las distintas vetas erosionadas; todos ellos exhiben una mas vívida coloración a causa de la intensidad de la luz solar provocada por la diafanidad del aire a tal elevada altitud, y a su muy baja humedad.
Para presenciar este espectáculo es imprescindible enfrentar y resistir la falta de oxígeno, no sólo por la magnitud de la naturaleza sino tambien, por las restricciones que impone la puna.
2. Parque Nacional Baritú – Salta
Se ubica al Noroeste de Salta, en la frontera con Bolivia y fue creado el 27 de abril de 1974, por ley 20.656.
Su superficie es de 72.439 hectáreas que pertenecen a la ecorregión Selva de las Yungas.
El Parque Nacional Baritú se encuentra ubicado en un área que se había mantenido inalterada y sin transformaciones humanas a lo largo de los últimos 200 años.
Estas condiciones generaron una incomparable riqueza faunística.
Sus hectáreas preservan el sector más norteño de la Argentina, representando al bioma de las yungas (selvas de montaña) muy bien conservadas.
Difícil de acceder y recorrer, su entorno casi virgen hace de este Parque Nacional el más agreste y menos conocido de nuestra geografía.
Aislado vialmente del resto del país, el Parque Nacional Baritú no es un objetivo fácil.
Sólo grupos conocedores del terreno, que estén en buen estado físico y entrenados en la supervivencia en la selva deben intentar el ingreso.
Predomina en este salvaje paisaje una masa boscosa impenetrable, cubierta en verano por nubes que convierten el ambiente en un lugar húmedo, sombrío y sofocante.
Millones de lianas y enredaderas se enlazan a árboles que alcanzan hasta los 30 m de altura. Imponentes cedros de valiosísima madera, tipas blancas, maromas o higuerones, roble, palo trébol y nogal criollo de nueces comestibles, son ejemplares característicos de la yunga.
3. Laguna Diamante – Catamarca
Se encuentra a 73 Km. de El Peñón, Catamarca, en el interior del volcán Galán a 4.000 metros de altura, como escondida y protegida de los vientos y poblada de flamencos.
Laguna Diamante lleva ese nombre por el reflejo del sol en las piedras que contiene.
Para llegar a ella hay que realizar un ascenso de 5100 metros por el borde oeste del Volcán donde se puede ver el inmenso cráter de 45km de diámetro y en su interior, la laguna.
El cráter del Volcán Galán es el más grande del planeta y de acuerdo a una investigación científica reciente se trata del ambiente más extremo que se haya conocido hasta ahora y que mejor recrearía las características inhóspitas de nuestro planeta hace más de 3.500 millones de años.
Sin dudas, una parada obligada en Catamarca, para conocer este lugar casi surrealista.
4. La Ciudacita – Tucumán
La Ciudacita, cómo es conocido, es un yacimiento arqueológico de origen Incaico.
Las Ruinas de la Ciudacita consisten en recintos construidos escalonándose sobre el filo, a partir de un campo ceremonial de forma rectangular, de 40 metros de ancho por 60 metros de largo denominado en el lenguaje incaico “Kalasasa ya”.
Lugar impactante y misterioso a 4300 metros de altura, al que se accede en un trekking de una semana.
Es una aventura extrema y requiere buen estado físico, equipamiento adecuado y por supuesto guías calificados.
La obra impresiona por el tamaño de la superficie y la calidad del trabajo realizado con piedras lajas de color grisáceo.
Un recorrido por la Ciudacita permite distinguir dos ámbitos bien diferentes.
El recinto ceremonial, o Kalasasaya, al que se entra por la Puerta del Sol, y Los Corrales, el sitio desde el que se observaba el cielo.
Entre tantas leyendas sobre este lugar, se dice que de allí bajaron las cadenas de oro con las que se pretendió lograr la liberación del cacique Atahualpa, preso en Cajamarca, actual territorio del Perú.
Historias, leyendas y una visual incomparable se esconden en este destino de Tucumán!
5. El cono de Arita – Salta
Ubicado al Oeste de Salta, cerca de Tolar Grande, el llamado Cono de Arita es una rareza que resalta a la primera mirada.
Es sin dudas, uno de los destinos escondidos del norte argentino que no son tan visitados debido a que no es tan simple el acceso.
Su cuerpo oscuro y perfecto sobresale de su entorno en el salar de Arizaro, el tercero más grande del mundo con 1.100 km2.
Esta enigmática montaña representa uno de los atractivos más imponentes de la puna salteña.
Una pirámide casi perfecta que se levanta inexplicablemente en medio de la planicie de un salar.
En lengua aymara, Arita quiere decir filoso o punzante.
En cuanto al nombre propio del cono, Arizaro significa “dormidero del buitre”, por los cóndores que sobrevolaban el lugar.
El cono está compuesto por areniscas rojas de ambiente continental que se apoya en forma discordante sobre la superficie granítica, muy erosionada y fracturada. Un tipo completamente distinto de los cuerpos aflorantes del entorno.
Para conocer esta formación y sus alrededores se recomienda elegir la primavera y otoño.
Verano es época de lluvias y en invierno los caminos se congelan.
6. El Shincal – Catamarca
Shincal también llamado Shincal de Quimivil, lo que fuera la capital meridional del imperio Inca, actualmente en ruinas pero hace unos meses se finalizó una gran obra de puesta en valor.
Se encuentra en el departamento Belén, a unos 6 km al noroeste de la pequeña ciudad de Londres.
El terreno en el que se halla emplazado el Shincal es un pequeño y escabroso valle de la precordillera que antecede a los Andes en el sector llamado Sierra de Quimivil; a orillas de las ruinas corre un arroyo estacionalmente seco.
Las ruinas de Shincal tienen una extensión aproximada de un kilómetro cuadrado sobre terreno desigual, y deben su nombre a una espesa vegetación característica de la zona, llamada Shinqui.
Su sección principal consta de una serie de recintos rectangulares cuyas paredes de piedra alineadas de norte a sur alcanzan los dos metros de altura.
La presencia del Río Quimivil fue de vital importancia ya que proveía del recurso hídrico para los cultivos de la zona tanto en las épocas ancestrales como en la actualidad para los pobladores del lugar.
Una gran escalinata en parte conservada y en parte restaurada, que asciende de oeste a este, como todas las escaleras incaicas, es uno de los lugares más importantes de El Shincal.
Sin lugar a dudas, un sitio con historia y magia en el corazón selvático de Catamarca. Imperdible!.
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