Último día en el paraíso! en nuestro viaje por el #OtoñoEn7Lagos. Nos despedimos de Villa La Angostura. Llego el turno de recorrer el famoso camino de 7 lagos para llegar a San Martín de los Andes. Durante los próximos tres Jueves, acompañanos en nuestro viaje por el mágico Otoño en 7 lagos!.
Era de mañana pero no parecía. Todo estaba oscuro afuera, lo podía ver porque había abierto las cortinas. Era nuestro último día de estadía en Villa La Angostura, en el mágico Hotel Sol Arrayan. Había llegado el turno de recorrer el famoso camino de 7 lagos para llegar a San Martín de los Andes en donde nos íbamos a alojar.
Desayunamos tranquilos. Contemplé el Nahuel Huapi desde el ventanal del comedor por última vez (fue algo así como una despedida silenciosa). Cuando terminamos nos dirigimos al hall de entrada y ya nos estaban esperando. Comenzó a lloviznar pero no nos importó. La lluvia era parte del hermoso atractivo del #OtoñoEn7Lagos.
Primera parada: el lago Espejo. Tuve la suerte de estar en verano en este lugar –ya hace tiempo- y contemplar al lago en un panorama absolutamente distinto: mucho sol, calor, florecido a su alrededor…Pensé que debido al clima y a la época no me iba sorprender. Pero este fue un espectáculo diferente al que yo esperaba: reflejos que se desdibujaban por la lluvia y formaban nuevas imágenes, un frio que invitaba al abrazo o a pasar el mate entre los amigos, y los árboles secos pero coloridos que le daban la pincela final a este cuadro perfecto.
Nos detuvimos en una estancia al pie del Correntoso. Este era el segundo en nuestra lista de 7. El paisaje que rodeaba al lago era único, distinto. Ovejas pastando libres, patos nadando y graznado en el agua clara, el olor a las flores de los árboles frondosos. En lo alto, casi tapadas por la niebla, las montañas nevadas que nos encerraban. Y, claro, las infaltables construcciones de madera que parecían salidas de un antiguo cuento.
El tercer lago en nuestra lista era el Escondido. El clima no nos dejó bajar a contemplarlo. A lo lejos, y entremedio de los árboles, alcanzamos a ver sus aguas. Todo era hermoso. Pero que breve fue ese contacto. Nos quedamos con ganas de más y él se quedó ahí… oculto.
Cuarto: El Villarino. Lo que más me sorprendió fue la fortificación de árboles rojizos que podíamos ver al otro lado, en la orilla de enfrente. Que increíble era observar a esa muralla de madera de hojas coloradas. Troncos flacos y largos entrelazados, levantándose a lo lejos como una gran pared que protegía al lago. A sus pies el verde de los pastizales que alfombraban el entorno. Sublime.
El lago Falker, a mi gusto, era el más bello de todos. El quinto en la lista. El otoño le sentaba estupendo. Sus grandes conglomerados de juncos amarillentos formaban como barbas en las orillas del lago y estas eran todas distintas: del lado de la ruta 40 arena y pequeños árboles secos, al costado derecho pasto muy verde con árboles frondosos y coloridos, delante de nosotros cerros nevados cubiertos por la bruma y, allá a lo lejos, a la izquierda veíamos como se perdía el lago achicándose de a poco.
Cuando llegamos al Machónico, el sexto lago, ya no llovía. El clima había cambiado completamente. Por primera vez en el día veíamos como los colores aparecían cuando el sol tocaba al lago. Nos detuvimos un instante y nos quedamos en silencio apreciando la totalidad de eso que estábamos viendo. Los colores perlados y cambiantes del agua nos cautivaron, nos enmudecieron. Los haces de luz solar tocaban al Machónico y este respondía, se transformaba.
Estábamos llegando a San Martín de los Andes y aún nos quedaba un lago más en nuestra lista. Y ahí estaba, el séptimo. Luego de girar en una curva vimos como el Lacar se revelaba ante nosotros. Que enorme que era, que imponente. Rodeado por grandes montañas se extendía y se extendía hasta llegar a San Martín.
Finalmente arribamos a nuestro destino. Nos fue necesario descansar un poco -bueno, algo más qu
e un poco- ya que había sido un día largo… y húmedo. Nos hospedamos en la Hosteria La Raclete. Un hermoso y cálido lugar ambientado para el turista de montaña -sus bellas habitaciones llevaban los nombres de los centros de ski más importantes del mundo-.
A la noche nos tenían reservada una cena en El Regional. Una decisión por demás acertada. Es difícil explicar las delicias con las que nos agasajaron. Lo voy a poner en palabras sueltas para que la imaginación las una como prefiera -y va a estar bien-: ahumado, artesanal, ciervo, dulce, crudo, tinto, jabalí, paté, trucha, miel, infusión, alcohol, albahaca, especias, queso, salado, cerveza, embutido.
La cena fue el cierre perfecto para llegar a nuestras habitaciones y dormir largo y profundo….
Dia 5 | Itinerario del mágico #OtoñoEn7Lagos
09:00 Traslado a San Martín de los Andes. Ruta de 7 Lagos
14:00 Llegada a San Martín de los Andes (Almuerzo)
16:00 Descanso en Hostería La Raclette
20:00 Cena en El Regional
Por Santiago Maurig
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