Una de las principales atracciones en El Mollar es la Reserva Arqueológica Los Menhires, donde yacen medio centenar de esos exponentes de piedra de la cultura Tafí.
Todos ellos se encuentran agrupados en el predio La Sala de la Reserva arqueológica Los Menhires, en el centro de la villa.
La palabra menhir es de origen celta y significa piedra larga, con la cual se denominaba a los megalitos europeos.
Esta se incorporó en nuestra literatura arqueológica a través de los naturalistas que estudiaron estas piedras a fines del siglo XIX.
Sin embargo, parece más pertinente el término «huanca» o «wanka», palabra quechua cuyo significado los asocia como benefactores y guardianes del lugar donde se encuentran ubicados.
En este caso se hace referencia a los monolitos como huanca protectores y propiciadores de los cultivos y el ganado.
Originalmente la mayoría de los que hoy se encuentran es esta Reserva, estaban localizados en un área de cuatro hectáreas a ambas márgenes del río El Rincón.
Algunos otros en las localidades de El Rincón, El Infiernillo, río Blanco y Carapunco.
Fueron varias veces trasladados con consecuencias negativas para su estudio y protección, ya que no se registró la información necesaria para poder interpretar su significado.
Los menhires de la reserva
Fueron hechos en roca metamórfica, a veces con inclusiones de cuarzo y granito, materiales que se encuentran en todo el valle.
Aquellos que están trabajados por medio de técnicas de desbaste, percusión y fricción, tienen representaciones del rostro humano.
Luego se reconocen los zoomorfos: el animal que está representado casi con exclusividad es el felino.
Su representación está sugerida a través de orejas que sobresalen de la porción superior de la pieza o dibujos geométricos circulares a manera de manchas en la piel.
Otros son geométricos y están las combinaciones de los distintos tipos.
En algunos casos está muy insinuada la forma fálica, en otros menos.
Los documentos más antiguos para el área andina los asocian con prácticas propiciatorias de la vida, con el ancestro Huanta y los primeros asentamientos en los valles.
En cuanto a su antiguedad podemos ubicarlos con los comienzos de la era Cristiana, alrededor de 2000 años atrás.