Santa Catalina
A 16 Km. de Ascochinga por un camino consolidado y pasando por La Pampa y Coco Majada se encuentra uno de los asentamientos jesuíticos más importantes de la provincia de Córdoba: Santa Catalina.
El templo data aproximadamente de 1768 y tiene una fachada barroca. Se conservan además, el noviciado y los talleres y viviendas que se destinaban para los esclavos y los indios.
En su interior, hay un antiguo órgano, varios cuadros de La Pasión y tablas originales de lo que fuera el retablo del altar mayor.
Desde diciembre del 2000, es Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Capilla de San Roque
Es la capilla más antigua y representativa de La Cumbre.
Se pudo atestiguar en los libros sacramentales que guarda el archivo del Arzobispado de Córdoba que se hicieron inscripciones de bautismos, matrimonios y defunciones en el llamado oratorio de Petrona de Olmos en los años 1880.
Este oratorio que fue el origen de la capilla, venera la imagen de San Roque y conserva los restos de su fundadora.
Capilla de la Santa Cruz
Se encuentra en Cruz Chica sobre el camino que se toma a la altura del hotel Cabor.
Fue inaugurada en 1949 y los historiadores del arte colonial religioso destacan el valor del Jesús de Nazareno que se conserva en su interior.
Capilla de Candonga
Su nombre significa «Mula de Tiro» y fue construida con el nombre de Nuestra Señora del Rosario de Candonga dentro de las posesiones que en 1720 compró José Moyano Oscáriz.
Bautizó esas tierras como Santa Gertrudis, plantó viñedos y frutales y se dedicó al engorde de los mulares que luego eran arriados hacia el Alto Perú para ser utilizados en las minas de Potosí.
Candonga en términos arquitectónicos, está integrada al paisaje y se nota que la decoración interior ha contado con la mano de artesanos indígenas.
En 1941 fue declarada Monumento Histórico Nacional.
Iglesias de Nuestra Señora del Carmen
La construcción de esta iglesia dedicada al Divino Corazón de Jesús y la Santísima Virgen del Carmen fue hecha en 1917.
Se cree que la escultura del santo es de antiquísima data.
De la tradición oral se ha rescatado que descansó en un nicho de las casas de la originaria Estancia San Jerónimo cuando pertenecía a Juan Zapata y la conservaron hasta el año 1915.
En ese año, Eliseo Lescano, de Los Pencales, la donó a Manuel Tasano que la depositó en la Iglesia.
Otros historiadores le atribuyen a Jerónimo de Quevedo haber traído entre 1633 y 1635 la imagen a La Cumbre.