En Jujuy son famosas las postales del cerro Siete Colores en Purmamarca y la Paleta del Pintor en Maimará.
Pero la mayoría de los visitantes abandona la quebrada sin conocer las Serranías del Hornocal, que empalidecen a los anteriores por la altura y el ancho de sus vetas de colores sobre la ladera completa de un cordón montañoso, desde el pie hasta la cima, una de las maravillas del norte.
Estas serranías son parte de una colorida formación calcárea llamada Yacoraite –vetas superpuestas de distintos colores–, que se extiende en línea desde Perú, bajando por Bolivia y la Quebrada de Humahuaca, terminando en Salta.
Las Serranías del Hornocal están a 25 kilómetros de la ciudad de Humahuaca a 4761 metros sobre al nivel del mar y no son muy conocidas.
Esto se debe al hecho de que se llega por un angosto camino de ripio, inaccesible para los autobuses turísticos.
Pero sí se puede ir con cualquier otro vehículo común, manejando con cuidado.
La imponente masa rocosa de miles de colores llamada Serranías de Hornocal te lleva a experimentar sensaciones indescriptibles.
Es una formación única en su dimensión, cantidad de colores y formas extrañas de picos y en forma de “U”.
Son muy pocos los turistas privilegiados que llegan al lugar, porque el camino es largo e inaccesible para los autobuses turísticos.
Pero una vez que se llega este camino deja a los turistas en un balcón de frente a esta maravilla de la naturaleza cuya simetría y color atrapan.
Pero sin dudas, brindará un momento único para quien la visita.
Como llegar a las Serranías del Hornocal
Para llegar se sale de Humahuaca, desde ahí cruzar el río Grande por el puente cercano a la terminal de ómnibus.
Una vez ahí se toma la ruta provincial 73 hacia Santa Ana.
Desde ahí se debe recorrer aproximadamente unos 25 kilómetros hasta llegar al llano desde donde se divisa la serranía.
Consejos útiles
Se aconseja transitar despacio por el ripio y tener en cuenta que el ascenso es constante y se llega hasta los 4.200 metros de altura.
Es conveniente ir haciendo hacer paradas en el camino para poder aclimatarse a la altura y así evitar los mareos y malestares.
Además, recomiendan programar la excursión para llegar a la tarde, cuando el sol se encargará de destacar los colores sobre la ladera montañosa.