La Reserva Ecológica de Victoria, ‘Monte de los Ombúes’, es uno de los atractivos naturales más asombrosos que posee nuestra ciudad.
El ombú -nombre que proviene del guaraní- no es un árbol sino una hierba gigante, que crece naturalmente de forma aislada en la Argentina, Uruguay, Paraguay y sur de Brasil, pero no en formación boscosa, tal como sucede en Victoria.
El tronco del ombú es un tallo muy ancho y tierno, que conserva el agua y en el que se alternan capas leñosas con capas blandas.
El diámetro del mismo puede llegar hasta los 3 metros y su denso follaje puede alcanzar los 18 metros de altura.
Pero a pesar de su gran tamaño, el ombú no puede ser utilizado en carpintería debido a que su consistencia es esponjosa, ni tampoco como fuente de calor ya que no arde.
La Phytolaca dioca, denominación científica del ombú, se caracteriza por su larga vida (perceptible en el ahuecamiento de su tronco) y fortaleza.
Se sujeta al suelo por raíces fuertes y de gran extensión. Las flores forman racimos y son femeninas en algunos ombúes y masculinas en otros.
Los frutos parecen pequeños tomates achatados de color verde, que se ponen amarillos al madurar y tienen en su interior las semillas.
Las hojas son alargadas, pecioladas y tienen nervaduras; éstas se conservan en la planta hasta después de las primeras heladas.
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