La identidad gastronómica de la ciudad de Buenos Aires sería muy distinta sin la existencia de los bodegones porteños, expresión culinaria que surge de los almacenes y primeras pulperías que servían “algo para picar” junto al despacho de productos o bebidas, origen de la fusión entre los sabores criollos y las recetas que las comunidades de inmigrantes traían al país.
Se caracterizan por ser locales con algo de historia, informales y cómodos que ofrecen un extenso menú, con comidas de sabor casero y platos tradicionales en porciones abundantes y a precios accesibles.
Pueden ser elegantes o familiares, con alguna tradición inmigrante en la oferta de su carta, de gran capacidad o con pocas mesas.
Lo que define a los bodegones porteños es la sensación de pertenencia a la ciudad que transmite por medio de la abundancia y accesibilidad de su comida, ambiente y la tipología de clientes que lo frecuenta.
Es un lugar para todos, donde se recrea la mesa familiar en convivencia con el resto de la sociedad y en un espacio público.
10 Bodegones porteños recomendados
1. El Preferido de Palermo
Por la zona en la que está situado, rodeado de restobares y sillas auspiciadas por marcas de agua mineral,, este bodegón porteño marca claramente la diferencia entre lo que es y lo que alguna vez fue el barrio de Palermo Viejo.
El Preferido esta dividido en dos y ejemplifica claramente el formato con el que comenzaron los bodegones: un almacén + un salón de despacho.
En el restaurante se sirven buenos ejemplares de comida española.
Las tortillas son un clásico.
Este lugar nacido en 1952 se mantiene inmune a las modas culinarias circundantes.
Borges 2108, Palermo / T. 4774-6585
2. La Gran Taberna
Por ubicación, ambientación y comida, esta esquina cumple con todas las características requeridas para funcionar como síntesis de lo que se entiende por bodegón.
Tiene 60 camareros y una carta ancha como un manual de instrucciones, con más de 100 platos.
Situada frente al Congreso de la Nación, La Gran Taberna es una fija para todos los días. ¿Platos? Demasiados para elegir unos sólo.
Para no fallar, elegimos las rabas a la romana.
En su libro, Pietro se la juega por las perdices en escabeche.
Si te pica el bagre, este es un buen lugar para rascarlo.
Combate de los Pozos 95, Congreso / T. 4951-7586
3. Lo de Mary
Del almacén que durante muchas décadas funcionó en la esquina de Humahuaca y Acuña de Figueroa quedan el mostrador, las heladeras con puertas de madera y las estanterías cargadas de viejas botellas de aperitivos.
Por lo demás, Lo de Mary es, básicamente, una gran parrilla barrial con carnes dignas a precios amistosos y otros platos clásicos porteños.
El menú se presenta en hojas impresas dentro de folios viejos, pero el que sabe no necesita leer demasiado: irá por la entraña, el bife de chorizo, o el matambrito de cerdo.
Los domingos antes del mediodía se sirve vermú con soda y un desfile de platitos (rodajas de calamares, queso, tiritas de mondongo).
Humahuaca esq. Acuña de Figueroa, Almagro / T. 4864-8033
4. El Obrero
Este establecimiento pasó de ser el comedero de los obreros que trabajaban en los talleres del barrio de Barracas en los años 50 a convertirse en el más “fashion” de los bodegones porteños, al que van artistas nacionales y extranjeros en ocasión de sus visitas al país (los músicos de U2, por ejemplo).
Detrás de esa fachada, hay una gran cocina con inolvidables pucheros, pescados y paellas, entre tantas otras cosas.
Agustín Caffarena 64, Barracas / T. 4362-9912
5. La Maroma
Su menú, con 350 platos, seguramente podría ser postulado para el libro Guinness.
Echándole un vistazo a algunos de los platos ya te das cuenta de qué se trata todo esto: suprema Maryland, ravioles a la Parisienne, sardinas con papas y cebollas, bife de chorizo con fritas… es decir, lo quieras, como quieras y con el acompañamiento que quieras y la ira torva de Carlos Gardel, pintado en una de las paredes del salón.
Lugar tanguero y barrial, que remonta los años a base de sabores caseros.
Comer acá!… el buen momento está completamente asegurado.
Mario Bravo 584, Almagro / T. 4862-9308
6. El Puentecito
La cerradura en la puerta de entrada a este lugar no sirve para nada.
Ocurre que este bodegón no cierra jamás: está abierto las 24 horas todos los días.
En la frontera que divide Capital de provincia, El Puentecito es un testimonio arquitectónico y culinario del Buenos Aires portuario de los últimos dos siglos. Tiene costillas de cerdo a la riojana, mejillones a la provenzal, rabas y muchos, muchos platos más.
Como para pasar y comer algo en cualquier momento, literalmente.
Luján 2101 esq. Vieytes, Barracas / T. 4301-1794
7. Albamonte
Un clásico de la zona que circunda el cementerio de la Chacarita. Acá lo importante tiene dos vertientes.
Por un lado la pizza cocinada al horno a leña.
Por otro, los platos principales que hacen base en los orígenes italo-argentinos del lugar.
Pastas, picadas, mariscos y pescados a la cabeza. El plato preferido del autor del libro: las trillas fritas.
Avenida Corrientes 6735, Chacarita / T. 4553-2400
8. Miramar
Miramar es otro bodegón que desde sus platos y su ambientación sintetizan a la perfección el significado de esa palabra.
Fotos de viejas publicidades, de artistas de varieté y cantantes de tango, centinelas de botellas vino, de vermú, de latas en conserva, y de una antigua balanza para pesar fetas de fiambre, clásico de los bodegones porteños.
Los fiambres son justamente un punto fuerte de este reducto, empezando por el tradicional jamón serrano feteado in situ.
Los platos principales abren un abanico amplio que abarca guisos, tortillas de papa bien babé, mondongo, lechón, chambota, sardinas asadas, ancas de rana, caracoles y, para el postre, un mousse de chocolate que emociona.
Un lugar que todos deberíamos conocer y redescubrir una y otra vez.
Av. San Juan 1999, San Cristóbal / T. 4304-4261
9. Bellagamba
Desde hace cien años, este es el bodegón de cabecera para los habitantes y paseantes del barrio de Congreso.
Salvavidas de unos cuántos navegantes de la noche porteña, está abierto todo el tiempo, salvo un par de horas cada día.
Los platos son simples: milanesas, empanadas, tartas y guisos. Bellagamba es una mano amiga para el ser urbano.
Ojala hubiera uno de éstos en cada barrio.
Avenida Rivadavia 2183, Congreso / 4951-5833)
10. Café de García
Si te considerás un amante de las picadas, debés conocer este espacio de Villa Devoto.
Te sentás y empiezan a traer platos. Son treinta en total y a veces cuesta terminar con todos ellos.
Acompañada de una cerveza bien fresca, a esta picada no hay otra que le haga competencia.
El billar y el tango de fondo terminan de darle el marco porteño a uno de los lugres más porteños de la ciudad.
Sanabria 3302, Villa Devoto / T. 4501-5912
Fuente y más info: planetajoy.com