“Una vuelta por la Patagonia” es un libro escrito por Tomás Lopez, un niño de 10 años que junto a sus padres, salió a pasear por estas tierras australes y terminó escribiendo la bitácora de ese viaje tan particular. Aquí va el capítulo 12 de su libro. Una nueva aventura de la familia que viaja por la Patagonia, con ustedes…. Libros de Viaje en El Chaltén, una de las maravaillas patagónicas.
Nos despertamos y el día estaba muy nublado. Desayunamos tostadas con dulce de sauco, mate, café y jugo de naranja. Más tarde nos fuimos a recorrer el pueblo, que tiene pocas cuadras porque tiene como quinientos habitantes más o menos. Nos fuimos a recorrer y encontramos un puente colgante que cruzaba del otro lado del río y que iba a la casa de Andreas Madsen, uno de los primeros habitantes que hizo su casa en el pueblito que ahora se llama El Chaltén, que quiere decir montaña que echa humo.
Después salimos hacia la cascada del Chorrillo pero nos equivocamos de camino y tuvimos que seguir. Más adelante encontramos el estacionamiento por donde se entraba. Ahora sí nos bajamos de la camioneta y empezamos a caminar por un sendero rocoso que nos llevaba hasta la cascada. No era muy lejos y caminábamos entre los árboles. Cuando llegamos a la cascada tomamos un poco de agua, vimos un tronco caído sobre el arroyo que mi papá cruzó y me llamó para cruzar con él. Cuando estábamos en el otro lado yo me fui a una cascada que había y era re chiquita pero me mojé todo porque desde arriba goteaban gotas.
Camino junto al Río de las Vueltas le pedí manejar a mi papá pero me dijo que no, que cuando volviéramos sí me iba a dejar. Pasamos por la estancia Fitz Roy y llegamos al Lago del Desierto por un camino que tenía nieve en muchas partes. Cuando llegamos vimos a unos gendarmes cuidando la zona. Tenían un camión estacionado entre los árboles y estaban almorzando. Nosotros bajamos de la camioneta y fuimos a recorrer. Vimos unos barcos encallados, un hotel abandonado y un muelle al que nos subimos pero no era tan estable porque se movía para todas partes. Había mucho viento y no tenía patas, tenía unos barriles con aire que lo sostenían flotando en el agua y para el fondo del lago estaba Chile.
También vimos un puente colgante con nieve y tenía un cartel que decía que sólo podía cruzar una persona a la vez. Yo crucé primero y a la mitad del puente, vi unas truchas que nadaban en el río. Cuando volvíamos del Lago del Desierto, nos fuimos a almorzar una picada junto a la cascada que había en el camino, pero no la que fuimos a tomar agua, ésta era la otra que vimos cuando íbamos para el lago. Mi papá me pidió que llenara las botellas con agua de la cascada. Me subí por unas rocas que había que escalar y las cargué. Desde abajo mi papá me dijo que había unos tubos por donde pasaba el agua hacia el río y me preguntó si quería meterme. Entonces, bajé enseguida para ver de qué se trataba y si podíamos entrar, porque no estaban tan cargados. Con mi papá nos sentamos adentro sin que nos toque el agua y mi mamá nos sacó unas fotos.
Cuando volvimos al pueblo bajamos en la panadería y les pregunté dónde estaba el gimnasio, porque ahí hay una palestra que escalé durante dos horas. Me fui solo mientras mis papás se quedaban charlando en la panadería. Más tarde me pasaron a buscar y nos fuimos a la estancia La Quinta, que es de Patricia Halvorsen, una amiga de nosotros. La conocimos en la Feria del Libro de Buenos Aires, cuando mi papá presentó su libro Papá Pesqué. En la estancia nos recibieron unos cinco perros ladrando y moviendo las colas, pero no les teníamos miedo porque nosotros tenemos a nuestro perro Otto. El lugar era muy campestre. Patricia nos invitó a tomar café y jugo y nosotros llevamos bizcochitos para convidarles a todos. Charlamos un rato y después nos fuimos con las cocineras de la estancia hasta el pueblo y las dejamos en sus casas.
Más tarde me fui otra vez a la palestra y me quedé una hora más con mi papá y mi mamá. Para cenar pasamos por una rotisería a comprar unas comidas. Nos pedimos unas creps de hongos y lasagna de berenjenas con tomate y queso, pero yo no comí nada de eso, me comí una tarta de espinaca y a las diez de la noche nos fuimos a dormir.
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Google Map: -49.3312, -72.8867
Lugar: El Chaltén / Santa Cruz / Patagonia Argentina.
Fuente y más info: librosdeviaje.com.ar