Dentro del Parque San Carlos se encuentra el Castillo San Carlos, que desde su reciente puesta en valor es un atractivo ineludible para aquellos que quieren conocer el lado misterioso y mágico de Concordia.
La edificación construida en 1888 guarda historias y fábulas, algunas de ellas tan importantes que han maravillado e inspirado a uno de los escritores más famosos de la historia: Antoine de Saint-Exupéry.
El famosos escritor accidentalmente, en 1929 conoció el lugar.
Sus lomadas, selvas en galerías, la vista del majestuoso Rio Uruguay, sumados al entorno místico del castillo lo marcaron tan profundamente que en algunas de sus obras cuenta su paso por tierras concordienses.
Historia del Castillo San Carlos
Las 98 ha del asentamiento donde hoy se encuentre el Castillo San Carlos tuvieron diversos avatares.
Los documentos históricos prueban que pasaron por sucesivas ventas desde 1867.
En mayo de ese año pasan a ser propiedad de Don Manuel Bica, un paraje continuo conocido como El Naranjal era también de su propiedad.
En él construye una gran casa con un mirador hacia el este, existe hoy en ruinas, ya que quería observar los movimientos al otro lado del río Uruguay de donde era oriundo.
Al fallecer Manuel Bica, Carlos Alberti compra los terrenos y la gran casa con la intención de instalar un saladero.
Este comienza a funcionar el 21 de marzo de 1883, y aún hoy pueden sus restos al sur del castillo, doble chimenea de mampostería.
El Banco Nacional se hace cargo del saladero y de los terrenos y los vende a Juan O’Connor.
Mas tarde una firma francesa se hace cargo y firma un convenio para establecer una fábrica de conservas que determinó el traslado desde París de Eduard Demachy.
La crónica familiar cuenta que la decisión de enviar a Eduard Demachy surge de un conflicto creado cuando él mismo presenta una hermosa mujer y se casa con ella.
La mujer en cuestión era de profesión artista que trabajaba en los escenarios parisinos.
Esto enfadó mucho a toda la familia, ya que la señorita no estaba dentro de la misma clase social que los Demachy y por ello no la aceptaron.
Por eso Eduard aceptó realizar el viaje y lo hace en una embarcación propia junto con su esposa con fastuosos atuendos y maletas.
Arribaron al Puerto de Concordia y se alojaron en el elegante Gran Hotel Colón.
Compra las 100 ha y sobre la lomada más destacada construye la casa con planos traídos de Francia, mudándose a ella en 1888.
El castillo de San Carlos
La casona de estilo Luis XV fue construida con materiales traídos de diversas partes de Europa, usándose solamente del lugar la piedra lavada extraída de la costa del río como revestimiento exterior.
- Los materiales fueron traídos de Europa
- El hierro en forma de T fue traído de Inglaterra,
- La madera de los pisos y revestimientos, de Alemania,
- La calefacción central fue hecha con estufas de mármol de Carrara que llegaron de Italia
- El material refractante llegado de Francia, de donde vinieron también las arañas de cristal, el mobiliario, los cuadros y el revestimiento de terciopelo de las paredes.
Contaba también con un sistema de iluminación a gas que se distribuía a través de cañerías, todo un adelanto para la época en la zona.
Otro de los adelantos fue el sistema de agua corriente y también los sanitarios móviles.
La cocina del Castillo San Carlos estaba a 260 metros de la casa en el lugar donde hoy está el jardín botánico.
Demachy vivió sólo tres años en la casona y luego junto con su esposa deciden volver a Francia.
De esa manera desaparece sin dejar explicaciones un domingo de octubre de 1891.
Sólo se llevaron sus vestimentas y algunas pertenencias, dejando todo lo de valor en la mansión pensando volver algún día.
El Castillo San Carlos siguió siendo propiedad de los franceses, luego fue alquilada a varias familias.
Hasta que fue vendida a la Sociedad Rural de Concordia, que la ocupó por poco tiempo.
El Principito entra en la historia
En 1929 fue adquirida por la Municipalidad de Concordia, que la alquiló a la familia Fuchs Balón.
Esta familia francesa de gustos exuberantes tenía una gran atracción por los animales (zorros del monte, un mono, mangostas, una iguana y serpientes).
Un día las dos hijas del matrimonio, Edda (de 9 años) y Susanne (de 14) cuando cabalgaban vieron aterrizar una avioneta en un campo lindero a la casa.
Era un intrépido aviador que al aterrizar rompió una de las ruedas.
Este aviador era Antoine de Saint-Exupéry, quien todavía no era escritor y estaba trazando la ruta aérea entre Buenos Aires y Asunción cuando decidió aterrizar para descansar.
Antoine de Saint-Exupéry se vio atrapado por la magia que envolvía al lugar.
Mas tarde en 1932 escribió una nota en una revista de París con el título «Las princesitas argentinas».
Resulta inevitable asociar su experiencia entrerriana con la fábula infantil que lo haría famoso El Principito.
También refleja exactamente lo vivido en esta experiencia en el capítulo «Oasis» del libro Tierra de hombres.
Allí dice: «Había aterrizado en un campo y no sabía que iba a vivir un cuento de hadas, fue en un campo cerca de Concordia en la Argentina».
El piloto volvería varias veces a ese lugar.
En 1935 la familia se trasladó a una estancia.
La casona quedó abandonada y fue saqueada, perdiendo todo lo de valor, terminando con un gran incendio el 25 de septiembre de 1938.
Puesta en Valor del Castillo San Carlos
Tras varios años de abandono del predio, en el año 2013 se terminaron las obras de restauración y puesta en valor del edificio.
Actualmente con su puesta en Valor y con un Centro de Interpretación quien lo visite podrá imaginarse su esplendor y revivir una historia maravillosa.
fuente: wikipedia.org
Fuente: www.concordia.gob.ar