Enorme calidad, el inconfundible sabor de la uva de altura y el sello de excelencia con firma de autor que solo las bodegas de Cachi, a más de 2.500 metros sobre el nivel del mar, le pueden dar al vino que fabrican son la combinación perfecta de un producto que roza lo artesanal sin envidiarle nada a las más importantes etiquetas del mercado.
En el marco del Programa de Posicionamiento de Vinos de Altura Salteños, un grupo de periodistas de distintos medios de Salta, acompañados por el secretario de Industria, Comercio y Financiamiento, Jorge Falcón, y el subsecretario de Comercio, Luis García Bes, recorrieron algunas de las principales bodegas de Cachi.
Durante la visita a los distintos establecimientos, los trabajadores de prensa se interiorizaron sobre los procesos productivos de cada bodega, recorrieron las instalaciones y participaron en degustaciones de las principales etiquetas.
En Bodega Isasmendi fueron recibidos por los dueños, Silvia Bonnal, Clara Isasmendi y Jean Paul Bonnal, quienes relataron la historia de la bodega en la que, desde 1960, ya vinificaban la uva criolla para fabricar vinos. No obstante, fue hace 25 años que empezó la tendencia vitivinícola en Cachi, a partir de que el Payo Durán plantara los primeros viñedos de Malbec y Merlot.
Relataron que en la actualidad hay unas 4 o 5 bodegas en producción que fueron pioneras de la actividad en el lugar.
En Cachi se da un vino de altura, que tiene cuerpo por las características de la uva de la zona, es un vino intenso.
«Además son vinos sanos porque esta es una zona muy apta para la viticultura, donde no hay plagas por el escaso calor», explicaron.
«En contraste con los beneficios de clima y altura, la logística complica el hacer vino en acá; no es fácil traer hasta esta zona los insumos y luego volver a sacarlos», señalaron.
Bodega Isasmendi produce 5.000 kilos de uva por hectárea. «Tenemos poca cantidad, pero mucha calidad. Nuestro objetivo es hacer vinos excelentes para colocar en un mercado específico», revelaron.
Por estos días, en Isasmendi también trabajan para ampliar las instalaciones de manera de ganar espacio de guardado, cavas y show room.
En Miraluna, en tanto, Elvio, responsable de las visitas, relató que la empresa nació por el 2006 como cabañas para hospedaje y que, en 2007, plantaron las primeras viñas con fines decorativos. Sin embargo, la producción se abrió paso y para 2009 la bodega ya contaba con su primera producción, de 3.000 botellas.
En junio del año pasado la bodega alcanzó una producción de 30 mil botellas en promedio, de las cuales un cuarto se exporta.
Finalmente, los periodistas y funcionarios visitaron Puna, una bodega joven cuyos propietarios realizaron una importante inversión para lanzarse con fuerza a la actividad.
El enólogo de Puna, Luis Asmed, explicó que «con tres años en actividad, esta bodega cuenta con instalaciones para producir a escala, pensada para llegar a 300 mil botellas por año», y que «en la actualidad, producen 150 mil botellas».
En los establecimientos visitados, los periodistas pudieron degustar las principales etiquetas de cada bodega, además de conocer el proceso productivo y la historia de cada una.
Tras la última visita, Puna los recibió con un almuerzo con platos regionales y vinos de la bodega.
Los funcionarios agradecieron a los periodistas la buena predisposición para valorar la producción vitivinícola de los valles calchaquíes.
Fuente: eltribuno.com
