Ubicada en el barrio de Recoleta, la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, es el segundo templo más antiguo de la ciudad y declarado Monumento Histórico Nacional.
Este templo, obra del arquitecto jesuita Andrea Bianchi, fue inaugurado en 1732 gracias a don Fernando de Valdez e Inclán. Él cedió las tierras, y don Juan de Narbona costeó la construcción.
Su fachada respeta los principios clasicistas, y cuenta en el lateral derecho con una doble espadaña, única en la Ciudad.
Fue proyectada por fray Andrés Blanquinota y está conformada por un conjunto de pilastras dobles bajo un frontis clásico. Del lado derecho hay una espadaña de dos arcos, que culmina en un reloj esférico construido por el maestro inglés Thomas Windmill, en Londres. Considerado el primero que tuvo la ciudad. Del lado contrario hay una torre que termina en un tambor con cupulín con forma de campana, revestido con azulejos provenientes de Calais (Francia) en 1866.
La iglesia cuenta con una pequeña cripta y un lugar llamado Los Claustros, vestigio de lo que fue el claustro del monasterio, dedicado en la actualidad a museo.
Los retablos y gran parte de las imágenes de su interior datan de la época de su edificación.
La capilla lateral izquierda alberga la imagen de San Pedro Alcántara, fundador de la orden de los recoletos.
Aún se conservan numerosos elementos de culto de los primeros monjes que se exhiben en un pequeño museo ubicado junto a la iglesia.
Entre fines del siglo XIX y principios del XX el templo sufrió diversas modificaciones, pero en 1930 el arquitecto Andrés Millé le devolvió su fisonomía original.
Fue elevada al rango de Basílica por el papa Pío XI y, posteriormente, declarada Monumento Histórico Nacional en 1942.
Los Claustros de la Basílica Nuestra Señora del Pilar
Se trata de los tres pisos de las galerías originarias del claustro edificado por los franciscanos, pegadas a la nave del Evangelio de la iglesia. Desde este lugar había un acceso al púlpito de la iglesia y una escalera que conducía al campanario.
En la actualidad se ha dispuesto allí un pequeño e interesante museo abierto al público. Pueden verse pinturas, esculturas, manuscritos, imágenes de devoción, objetos litúrgicos, etc. A través de las ventanas de estas galerías se puede contemplar el cementerio de Recoleta en toda su extensión.