Una pareja de viajeros recorren el mundo ayudando a las comunidades locales. Su motor los movió a generar una ONG denominada «De la mano por el mundo». La misma se dedica a infundir conocimientos artísticos a comunidades de personas con carencias o que se encuentran en situación de riesgo.
Todo comenzó hace varios años atrás en Ushuaia Argentina, nuestro primer hogar. Rompimos estructuras, lo dejamos todo y comenzó el gran viaje. Pensabamos que volveriamos en un año pero nunca sucedió, todo cambio, los planes volaron libremente y nos fuimos a Filipinas arriba de un triciclo visitando la comunidades mas necesitadas.
Somos De la mano por el Mundo fundamos una pequeña organización para compartir nuestros conocimientos a través de la educación el arte y el deporte nuestra misión es llevar alegría y fomentar una sociedad mas equitativa con oportunidades para todos.
Florencia Rey Lacoste y Germán Bildoza visitaron relataron que ya llevan cuatro años y medio en las rutas tras vender un vehículo particular y contar con ahorros propios.
«Hicimos un pequeño paso en Europa y después nos fuimos a la India: allí nos impactó el contraste entre los que tienen y los que no. Fue un baldazo de agua fría y nunca pensamos que nos encontraríamos con eso», remarcaron tras indicar que pasaron por Filipinas, China, México y Colombia, entre otros destinos.
Consultados sobre la elección de vida, ambos ponderaron que lo que permite transitar este estilo de vida es la posibilidad de ayudar al prójimo.
«En el camino, vas aprendiendo y te vas descubriendo: no nos dábamos cuenta de las interacciones que hacíamos, sentíamos que había gente que quería ser escuchada y que quería compartir lo que tenían con nosotros», expresaron para luego remarcar que les impactó la trata de niños en México.
«Llevamos arte y sabíamos que no le ibamos a solucionar la vida pero en unas pocas horas, el niño se iba a olvidar del peso de historia. Es compartir el conocimiento para quienes no tienen su oportunidad», valoraron.
Nuestro hogar es el mundo y nuestra familia son todas las maravillosas personas que formaron parte del camino, ya no viajamos solos ni tampoco somos Flor y Ger mas bien somos un pedacito de todas esas personas que se cruzaron, nos regalaron sus sonrisas y su tiempo, nos regalaron sus palabras y su amor y nos enseñaron a ser lo que somos: De la Mano por el Mundo.