La Patagonia es una tierra que formó su carácter a lo largo de miles de años, primero con los aborígenes que deambulaban en busca de cobijo y alimento, más adelante con los pioneros que se atrevieron a desafiarla para quedarse. Libros de viaje te lo cuenta desde hace 1 año y todavía hay muchas más historias.
Desde la Tierra del Fuego al río Colorado, la Patagonia se expresa a través de su gente, sus paisajes, sus climas y sus vivencias. Dicen que hay que ser guapo para quedarse, pero todos tienen la oportunidad de visitarla y disfrutar de aquello que tiene para ofrecer.
En primavera estalla de color a través de sus flores y el renacer de sus árboles que han permanecido aletargados bajo la nieve del invierno. Todavía es tiempo de un chocolate caliente en los paradores del cerro, mientras en las chacras de los valles crecen los frutos finos que harán las delicias de la temporada estival.
Pájaros y animales salen de sus refugios a deambular por el bosque y todavía es posible encontrarlos desprevenidos al ojo humano, mientras que en los campos más abajo crecen los mejores pastos para alimentar a los corderos que nacieron ese año y van a engrosar las majadas.
En verano las estancias se pueblan de ovejas. Son los grandes arreos, que las reúnen en torno a los galpones, cuando las comparsas de esquila salen a recorrer los campos de norte a sur arrastrando detrás suyo los buenos tiempos. Los lagos se llenan del agua deshielo y las truchas saltan de alegría en busca de los insectos que eclosionan de a millones para colmar el aire con graciosas nubes vivientes.
Momento especial para los pescadores con mosca, que hacen un culto a la pureza de este deporte compitiéndole de igual a igual a la naturaleza en una contienda en donde todos ganan con ese maravilloso gesto de devolver los peces a su ámbito natural en las mejores condiciones.
Y el otoño llega para quedarse. La estepa saca a rodar sus plantas con el viento y las montañas se van pintando de ocres, naranjas, amarillos, rojos y marrones para esperar el invierno. Es tiempo de encender la salamandra para hacer humear las chimeneas y dejar flotar el humo en las mañanas frescas entre los árboles del bosque. Abundantes desayunos llenos de energía, la mirada que se regocija con el paisaje cambiante y las hojas volando por los aires. Poco a poco, las casas se van calentando para dar refugio a su gente que se prepara para pasar el invierno.
Es el gran momento de la nieve, volátil, fría, silenciosa, que cae desde el cielo en grandes copos sin producir sonido alguno. De repente todo se tiñe de blanco y una pasión única se desata para deslizarse por la montaña en busca de alegrías. Sobre esquíes, bicicletas de nieve, gomas de tractor o improvisados trineos, grandes y chicos disfrutan de una temporada en la que todo es una gran diversión.
La Patagonia tiene las 4 estaciones bien marcadas y marcada a fuego, tan sólo 10.000 años de historia. ¡Es tiempo de visitarla!
Lugar: Patagonia Argentina.
Fuente y más info: librosdeviaje.com.ar