Libros de viaje: Rio Frias

Si Cleopatra se bañaba en leche, quizás también sea posible intentarlo en este «lechoso» río de montaña inmerso en la selva valdiviana, a pocos minutos de Bariloche, en uno de los lugares más fríos de la Cordillera de los Andes. Aventurate al Rio Frías con Libros de Viaje!

Las gaviotas que entretienen a los turistas en la popa del barco tomando con audacia el alimento que se les ofrece de sus propias manos, comienzan a dispersarse a sabiendas de que el catamarán pronto recalará en Puerto Blest. Atiborradas de alimento, descansarán un buen rato flotando sobre el agua, hasta que la embarcación ponga rumbo hacia Puerto Pañuelo al atardecer.

Esta distracción traslada el interés de los turistas hacia la superficie del lago que va tiñéndose de un color verde «lechoso» antes de hacer la maniobra de acercamiento al muelle, y que dibuja una franja que se diluye muchos metros más adelante en la inmensidad del Nahuel Huapi.


Una vez en tierra, el atractivo está en la selva, atravesada por un río de montaña que arrastra las aguas «lechosas» de un glaciar cercano. La proximidad de estos dos ecosistemas tan distintos es posible gracias al clima particular de esta zona, que descarga un promedio de 3.500 mm. de lluvias al año, formando inmensos glaciares en las alturas del cerro Tronador y frondosos bosques de coihues, notros, arrayanes y avellanos en las partes más bajas junto al lago.

El río Frías baja sereno entre enormes plantas que lo ocultan de la vista de los curiosos, pero en las cercanías existen senderos que permiten arrimarse silenciosamente hasta su orilla a contemplar la superficie inmóvil de sus aguas. El fluir de la corriente sólo es delatado por ramitas pequeñas, hojas e insectos que viajan a la deriva. El arrastre de partículas en suspensión provenientes de los glaciares le da un característico color verde, muy claro y opaco.

El río baja con tal lentitud atravesando la espesa selva, que el aire no logra entrometerse para producir siquiera una ínfima vibración sobre agua, que refleja como un gran espejo las ramas de los árboles y más allá las nubes que flotan apuradas en el cielo.

Acomodarse sobre un tronco a participar del espectáculo es también sentir el canto de los pájaros, ver volar a los insectos, oír crujir a la madera de la copa de los árboles que se bambolean libremente en las alturas y despejar los pensamientos, para dejar fluir la pureza de la naturaleza.

Google Map: -41.02, -71.81.

Lugar: Puerto Blest en el brazo Blest del lago Nahuel Huapi / San Carlos de Bariloche / Río Negro.

Fuente y más info: librosdeviaje.com.ar

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