El valle del Río Azul, cubre una extensa zona de bosques en las inmediaciones de El Bolsón. Allí viven un puñado de truchas tan voraces que durante una eclosión de polillas, motivaron esta competencia de pesca con mosca entre padre e hijo. Aventurate a una nueva bitácora de la familia que viaja por la Patagonia | Libros de Viaje |….
A medida que avanza el anochecer, la actividad en el rio azul se vuelve más y más frenética. La eclosión es cada vez más abundante y las polillas pululan de a miles. El aire se colma de una cantidad sorprendente de insectos blancos que vuelan alocadamente a baja altura. Se posan en el agua pero también en nuestros chalecos, las cañas, los brazos y se mezclan con nuestros pelos. Las truchas aprovechan hasta el último resquicio de luz para alimentarse y ganar peso, sobretodo en la época estival en donde la proliferación de insectos es la más abundante del año.
En uno de los lanzamientos, Tomás deposita su mosca muy cerca de las ramas de un sauce que casi tocan el agua. Deriva por una suave corriente hasta un gran ojo cristalino que los peces usan para echar un vistazo a su alrededor. Dos truchas ocultas a poca distancia detectan el alimento y se preparan para la ofensiva. Tienen la misma contextura física y cuando se lanzan hacia la superficie, no dudan en rivalizar por un buen bocado. Ninguna de las dos resigna el ataque ya que perderlo significaría un gasto de energía considerable.
Mientras todo esto ocurre bajo la superficie del agua, Tomás se encuentra expectante a la espera de alguna señal. De pronto veo como su rostro atento al extremo de la línea se transforma en una cara de incredulidad absoluta. Volteo y veo como la masa de agua se eleva y salpica en todas direcciones. El silencio se corta repentinamente con el chapoteo y desde el centro de la acción, dos arco iris salen a la superficie trenzadas en una feroz lucha por aquel insecto.
La línea se estremece, vuela por el aire y se desacomoda. Unas cuantas polillas huyen espantadas por el alboroto y la mosca se sacude entre las mandíbulas que intentan atraparla. Los peces se contorsionan de un lado a otro y giran en el aire. Una pasa por encima de la otra y logra capturar el artificial en pleno vuelo. Cae con todo su cuerpo estrepitosamente detrás de su compañera que no se resigna a perder su presa. Todo esto ocurre en la misma fracción de segundo que le demanda a Tomás la maniobra para concretar la clavada. Uno de los peces siente el tirón y se desacomoda dejando al otro fuera de combate.
La lucha se concentra ahora en el extremo de la línea. Los saltos fuera del agua se suceden con inusitada frecuencia. Los tirones se reflejan en la punta de la caña, el reel pierde parte de su carga y yo debo hacerme a un lado para permitir el paso de los contrincantes. Tomás busca una roca elevada que le permite aplacar la fuerza de la corriente y desde allí logra arrimar a la trucha para sacarle el anzuelo. Su formidable batalla se merece unas cuantas fotos antes de ser devuelta al agua en donde nada en dirección a su viejo escondite.
Incentivados por esta contienda, improvisamos una competencia. Seleccionamos un sitio preciso en donde se ve actividad y fijamos un punto de referencia. Cada uno deberá lanzar su mosca con la mayor precisión posible. El ejercicio debemos hacerlo al mismo tiempo, atentos a evitar el cruce de líneas que daría por finalizado el intento con un enredo. Como último requisito, será necesario capturar un pez y lograr acercarlo hasta donde estamos, para devolverlo sano y salvo, lo que acreditará un punto a favor de quien lo logre…
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Coordenadas: -41.9502, -71.5664
Lugar: Río Azul / El Bolsón / Río Negro / Patagonia Argentina.
Fuente y más info: librosdeviaje.com.ar