La Cordillera de los Andes está plagada de volcanes. Tan sólo del lado chileno hay más de 2000, muchos de ellos activos y con ganas de despertar de un momento a otro. El volcán Puyehue, hizo erupción el 4 de junio de 2011 y para el mes de septiembre, la Patagonia había cambiado su fisonomía. Una expresión de la naturaleza que no hay que dejar de ver.
Llegamos a Villa La Angostura un día en que el viento soplaba hacia el oeste, limpiando el aire de las montañas y entregando un cielo azulado como nunca lo habíamos visto. La gente circulaba por el pueblo sin los barbijos típicos de esa época para proteger la respiración y trabajaba a destajo para limpiar las calles de una arena gruesa de color gris que se acumulaba por todas partes.
Era la ceniza del volcán Puyehue, que dada la cercanía, había depositado en el pueblo, las partículas de mayor tamaño. En las calles se acumulaban montículos de hasta dos metros de altura y se abrían pasos en las esquinas para poder internarse por las veredas que lucían como pasillos en medio de las viviendas y negocios. El lugar estaba muy limpio y es admirable como sus habitantes se esmeraban para mantener a raya a la naturaleza que insistía desde el otro lado de la cordillera.
Para los que estábamos de paso, ver a la Patagonia de esta manera era algo novedoso. Nuestra contribución fue ayudar a los pobladores haciendo todas las compras necesarias en el pueblo para mantener activo el comercio que se vio perjudicado por la merma de turistas. De esta forma hicimos muchos amigos y disfrutamos de las anécdotas que escuchábamos, ya que éramos pocos los que viajábamos por esos días.
Llevamos chocolates para nuestros amigos, llenamos el tanque de nafta, almorzamos en un restaurant en donde nos atendieron de maravillas y pasamos por algunos almacenes para llenar nuestra canasta de alimentos. Siempre se puede ayudar en estas situaciones si se está dispuesto a dar una mano. A cambio, podíamos ver a la Patagonia de una manera diferente. Sería fantástico si en lugar de ahuyentar a los turistas con noticias alarmantes, se hicieran campañas para fomentar la visita a estos lugares y experimentar una nueva experiencia.
Volviendo hacia Bariloche, nos detuvimos junto al gran lago Nahuel Huapi, en una bahía reparada del viento que acumulaba gran cantidad de ceniza sobre la superficie del agua. La ligereza de la piedra la hacía flotar por varias horas hasta que se humedeciera y precipitara hacia el lecho del lago. Allí observamos un espectáculo único, recogimos algunas muestras de ceniza e incluso varias piedras más grandes del tamaño de una cereza. Aunque parezca insólito, estás piedras volaron varios kilómetros antes de depositarse para siempre en nuestras manos.
Por Ezequiel Lopez (www.librosdeviaje.com.ar)
Lugar: Villa La Angostura | Neuquén | Patagonia Argentina.
Ver en Google Map: https://goo.gl/maps/lAHXi
Coordenadas GPS: 40°45’46.6″S 71°38’33.9″W
Fuente y más info: www.librosdeviaje.com.ar
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