Bajo Caracoles, la puerta de entrada a la Cueva de las Manos

En Bajo Caracoles, un artesano yugoslavo instaló un hotel que se convirtió en la puerta de entrada a la Cueva de las Manos.

Bajo caracoles es un pueblito de escasos habitantes en la estepa patagónica en Santa Cruz, al borde de la Cordillera de los Andes.

Allí, un artesano yugoslavo instaló un hotel que se convirtió en la puerta de entrada a la Cueva de las Manos y núcleo de esta pequeña congregación de gente.

La Cueva de las Manos es uno de los lugares más extraordinarios de la Patagonia.

Su aislamiento lo ha mantenido intacto por casi 10.000 años, mucho más que las propias pirámides egipcias.

Está al borde del río Pinturas, un cañadón profundo de paredes verticales con un único acceso a la orilla por donde bajaban los guanacos a saciar su sed.

Allí, los antiguos aborígenes Tehuelches se instalaban en su migración anual, siguiendo el andar de los animales en busca de pasturas, agua y mejores condiciones climáticas en el invierno patagónico.

En ese lugar, se refugiaban dentro de una gran cueva tallada naturalmente en la roca con abundante comida y agua al alcance de la mano, o mejor dicho de sus flechas y boleadoras.

Llegar hasta ese lugar hoy en día es tan difícil y apartado como en aquel entonces.

El pueblo de Bajo Caracoles

El pueblo que abre la puerta de la Cueva de las Manos se llama Bajo Caracoles y se encuentra a poco más de 30 kilómetros del cañadón del río Pinturas, pero aislado varias leguas de las poblaciones más cercanas.

Para alcanzarlo se debe transitar por caminos zonales de ripio y tierra, atravesar varias estancias y esquivar a la soledad que se empeña en abrazar estos sitios fascinantes.

La recompensa llega al alcanzarlo, como un oasis para los viajeros que llegan al atardecer y son recibidos con una buena bebida y una rica picada en la mesa del comedor del hotel del pueblo.

Las paredes de piedra anaranjadas son tan anchas que contienen el silencio que reina en la estepa patagónica dentro de las habitaciones, tan acogedoras que el sueño se escabulle durante la noche para despertarse renovado con el amanecer del nuevo día.

Un abundante desayuno y a llenar el tanque en el único surtidor del pueblo colmado de calcomanías de los viajeros.

El camino pasa por la puerta pero no hay de qué preocuparse, el sonido de los vehículos se hace escuchar desde lejos cuando están llegando.

Hay que surtirse de lo indispensable para el viaje y acercarse a la Cueva de las Manos al ritmo de unos buenos mates.

Si estuvo allí por los últimos 10.000 años, seguramente no será necesario andar a prisa para encontrarla.

Lugar: Bajo Caracoles | Santa Cruz | Patagonia Argentina.

Por Ezequiel Lopez (www.librosdeviaje.com.ar

Dónde queda Bajo Caracoles

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