La Ruta del telar de Catamarca reúne nueve localidades de la provincia en un recorrido a más de 300 artesanos que se dedican al tejido tradicional en telar criollo.
La propuesta nació a raíz de la necesidad de optimizar la comercialización de los productos textiles y artesanales de Belén, revalorizando el trabajo de los hilanderos y tejedores.
El objetivo de la Ruta del Telar de Catamarca es destacar y valorizar la cultura ancestral de esa región ante los casi 30.000 turistas que la recorren por año.
Todo sucede en el marco de valles, sitios arqueológicos y comidas regionales.
En las hebras de la urdimbre del telar criollo se deslizan con maestría las rústicas manos de los tejedores.
Es que estos artesanos hombres y mujeres tejen con la misma facilidad con la que respiran.
[ecko_pull_quote alignment=»right» source=»Natalia Ponderada – Secretaria de Turismo de Catamarca»]La idea es que cada artesano encuentre un equilibrio entre lo que ama hacer y lo que los turistas esperan encontrar en su búsqueda por conocer los valores de una cultura artesanal de una riqueza increíble.[/ecko_pull_quote]
Lo hacen desde que habitaban el suelo nuestras culturas originarias transmitiéndose la técnica directamente sus abuelos, padres y hermanos.
La Ruta del telar de Catamarca invita a conectarse con el aprendizaje y la cultura en medio del paisaje de sierras y valles.
En perfecto equilibrio, sorprende tanto la naturaleza y la noche estrellada como ver a los lugareños motivados con su labor ancestral.
Si bien en principio la base de la economía era matriarcal, eso se diluyó en el tiempo y hoy la familia trabaja hilando y tejiendo.
Los visitantes pueden conocer a estos artistas en sus mismas casas; comprar ponchos y telas directamente a los productores y contagiarse de la cadencia suave con la que hilan sin preocupaciones, pues las fibras de llama, oveja y vicuña.
Nunca falta el mate que va de mano en mano, el sol y el aire, pues son fábricas a cielo abierto; en cada patio hay un telar y a veces se trabaja en él hasta a ocho manos.
Afuera de las casas, el Río Belén vertebra el recorrido por una zona llena de sitios arqueológicos para visitar, como las de la ciudad precolombina de Shincal.
[ecko_pull_quote alignment=»right» source=»Graciela Carrasco – Artesana»]Recibimos pedidos de todos lados, llegamos a la Semana de la Moda en París, al BafWeek en Buenos Aires y mandamos nuestras prendas a Corea, Francia y otros países.[/ecko_pull_quote]
Cada localidad de la ruta tiene sus características únicas de diseño. Hay guardas incaicas, caranchaos, guardas atados, rústicos y frisados, con los colores naturales de la tierra o con tintes naturales.
Son en total más de cincuenta postas con más de 300 artesanos las que se recorren, en nueve localidades.
Estas se dividen por jurisdicciones, por lo que las podemos encontrar en:
Posta de Belén, Corral Quemado, la Puerta de San José, Londres, San Fernando, Villa Vil y Hualfín.
Por supuesto, también hay espacio para la gastronomía, que en esta zona está llena de riquezas.
Es muy recomendable probar el gigote, una especie de pastel hecho a olla muy bueno para acompañar con un vino local, y si se quiere comprar algo para llevar hay excelente ají pimentón, comino, anís y nueces.
Claro, habrá que hacerles lugar en la valija, que seguramente ya irá llena de ponchos y tejidos.
A la provincia de Catamarca se llega en avión, al aeropuerto Felipe Varela, en ómnibus o en auto, por la Ruta 60, la 38 y la 40. Esta área tiene como eje de recorrido a la Ruta Nacional 40.
Fuente: Secretaría de Turismo de Catamarca
Fuente y mas Info: La Ruta del Telar