Volcan Socompa

Volcan Socompa en Tolar Grande

El Volcan Socompa es uno de los seismiles de la cordillera de los Andes. Esta ubicado a 140 km del pueblo de Tolar Grande, 4 horas en vehículo, casi en el límite con Chile y próximo al puesto de gendarmería.

Se constituye en uno de los gigantes de la cordillera. La visita a este sitio se puede disfrutar tanto llegando hasta su base o para los más aventureros realizando el ascenso a su cumbre de más de 6.000 mts.
El volcan Socompa causó un enorme cataclismo, aproximadamente el 5.250 a.C., producto de una erupción piroclástica (comparable con la erupción del Monte Saint Helens en 1980), que generó uno de los depositos de detritos más grandes y mejores preservados, cubriendo un área de 600 km² y desplazando material hasta 40 km de distancia del volcán. Este estrato volcán mide 6031mts y es una de las cumbres más altas de la Provincia de Salta, Argentina.
Los volcanes emblemáticos de la alta cordillera volcánica salteña son el Llullaillaco (6.739 m) y el Socompa (6.051 m). Ambos sirven como límite de las altas cumbres con el territorio chileno.
No hay acuerdo sobre el origen del topónimo Socompa y distintos autores lo atribuyen unos al quechua y otros a la lengua atacameña, significando desde “terreno verde deleznable”, hasta “cabeza protegida”, “cuello largo” y “tierra que se estremece con el trueno”, entre otras.

Lo interesante del volcan Socompa es que es un volcán joven, bastante bien conservado y que forma parte de uno de los “seis mil”, en la jerga de los andinistas. Además presenta para la geología y para la biología algunos temas excelentes de investigación como son una avalancha catastrófica, producto de una de las erupciones volcánicas históricas más violentas, y un ecosistema de altura único en el mundo.
Si bien el volcán fue mencionado desde al menos el siglo XIX por los viajeros que hacían la travesía desde el norte chileno (antes boliviano) a la Puna y el norte argentino, incluso como un paso para el transporte de ganado a pie a las nitrateras de la costa pacífica, en general, pasó casi desapercibido.
Los incas lo consideraron uno de sus cerros sagrados, al punto que cerca de su cumbre se encontraron pircas de piedra y acumulaciones de maderas duras que recuerdan los refugios y las ceremonias que ellos realizaban.

Salir de la versión móvil