Torre del Reloj Público de Alta Gracia

Reloj Público de Alta Gracia

El edificio del Reloj Público de Alta Gracia, fue construido en 1938 con motivo de la celebración del 350° aniversario del otorgamiento de la Merced de las tierras y representa el paso del tiempo y las etapas históricas de la ciudad.

Historia del Reloj Público de Alta Gracia

El proyecto, resultado de un concurso, fue realizado por los Arquitectos Nereo Cima y Nélida Azpilicueta de Cima, y corresponde a la línea arquitectónica de la restauración nacionalista.

La base del monumento de piedra tosca y adornos simbólicos representa las raíces indígenas de Paravachasca, nombre con que los comechingones denominaron a la región y que significa en lengua aborigen lluvia a destiempo o vegetación agreste.
En el cuerpo del edificio se evoca al período hispánico mediante arcos, balcones y revestimiento rustico. En sus aristas se observan las esculturas del indio, el conquistador, el misionero y el gaucho, obra ejecutada por Troiano Troiani en homenaje a los que forjaron nuestra historia.
La virgen de la Merced, patrona de la ciudad, ha sido colocada en una hornacina en el frente del monumento. La torre culmina con el reloj eléctrico con campana de bronce que suena cada hora y a cada media hora, cuyas cuatro esferas se orientan hacia los puntos cardinales. La construcción de la Torre Reloj testimonia la búsqueda de la tradición local y la aspiración de la vanguardia progresista.
En 1933, el Dip. Nac. Dr. Juan Cafferata, envía una carta al entonces intendente, Sr. Gaetani, diciendo de la importancia que tenía esta ciudad como centro veraniego, estación climática, objetivo del turismo nacional, etc. y que debía ser conmemorado con un monumento.
El 8 de marzo de 1937, el intendente, Julio Molinari, invita a los vecinos más caracterizados de la villa para formar una comisión que se haría cargo de la organización y dirección de la iniciativa.
El Dr. Cafferata obtiene un subsidio de la Nación y decide llamar a concurso de proyectos para la erección de la torre recordatoria en terrenos donados por la Sra. Manuela Cámara de Rodríguez, propietaria del Tajamar y de la Huerta Jesuítica.
Realizado el concurso, resultaron beneficiados los Arquitectos. Nereo T. Cima y Nélida Azpilicueta de Cima quienes programaron la construcción bajo la dirección del ingeniero Gustavo Gómez Molina.

Las obras se inician en enero de 1939 y finalizan en noviembre del mismo año.
Por colecta popular, contribución municipal y del gobierno provincial, se adquiere el reloj público de Alta gracia, eléctrico de 4 esferas, con campana de bronce, a sonería de 1 y 1/2 hora. La altura total del Reloj Público es de aproximadamente 24 metros.
La composición arquitectónica del monumento es escalonada desde la base hasta la cúspide, con las distintas épocas de la vida de América Latina, reflejando a los principales propulsores de nuestra civilización.
Siendo así, se ha dotado el monumento de una base formada de piedras toscas y ornamentos simbólicos, reflejando al Indio por su sobriedad. Sobre el dado granítico de carácter aborigen, nacen las formas coloniales que identifican esta época, por medio de sus arcos, balcones, y revestimientos rústicos. Las sencillas y claras formas arquitectónicas de la época de la colonia, han sido flanqueadas en sus cuatro esquinas por las figuras del indio, el conquistador, el misionero y el gaucho.
Los cuatro bustos, colocados sobre columnas, a 13 metros de la base, han sido ejecutados por el conocido escultor Troiano Troiani con alarde de talento y conocimiento histórico, en rasgos firmes y precisos, de líneas sobrias y expresión veraz, dando la impresión de ser bustos de piedra, dotados por el artista de alma y vitalidad.
El diseño de la Torre Reloj concuerda con los principios compositivos del lenguaje neocolonial, en su versión de principios de siglo XX, conocida como “Restauración Nacionalista”.
En este caso tanto el diseño como la calidad constructiva de los recursos ornamentales son significativos, y se encuentran en todo el edificio desde la planta baja, los distintos cuerpos de la torre y su remate superior: trabajados en piedra o terminaciones superficiales rústicas: rejas trabajadas en balcones y ventanas, carpintería labrada, arcos de medio punto, cornisas de terminación mixtilínea, incorporación de esculturas, etc.
Esta corriente arquitectónica llamada “Restauración Nacionalista”, a partir de la obra homónima de Ricardo Rojas se caracteriza por su búsqueda de la identidad nacional a través de las expresiones culturales del pueblo argentino: su música, su literatura, su arquitectura. Tuvo obras destacadas como el Banco de Boston, el Teatro Cervantes, la Casa Noel, el Club Español en Buenos Aires, el Banco Hipotecario Nacional de Mendoza, la fachada del Colegio Monserrat y el Edificio de la Caja de Seguros -hoy Lotería Provincial-, en Córdoba, etc.
La construcción del reloj público de Alta gracia testimonia además la diversidad de la cultura argentina al comenzar el siglo anterior: la tensión entre polos antagónicos, casi opuestos, que convivieron en nuestro territorio, en una pretendida armonía: la acelerada vida urbana y el bucólico paisaje rural; el ocio urbano y el rudo trabajo rural; la búsqueda de la tradición local y la aspiración de la vanguardia progresista, todo reducido y contenido en los más mínimos y austeros componentes de una estructura conmemorativa.

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