Dentro de una enorme cueva hay silos circulares y rectangulares. Servían, fundamentalmente, para almacenar maíz. En el lugar se encontraron marlos, y por el tipo de arquitectura se los considera incaicos.
La instalación en barro es compleja. Contiene los principios modernos de ventilación y protección de roedores que hasta hoy están vigentes.
Se accede a ellos caminando por un río seco que cruza la ruta. Desde la misma hay un cartel indicador donde hay que detenerse para ingresar. Los mismos se encuentran protegidos por una verja para evitar el ingreso de animales buscando refugio.