Libros de viaje: Paso fronterizo Las Pampas

Forzamos nuestra marcha adentrándonos hasta el límite mismo de la Cordillera de los Andes, para encontrarnos con un paisaje fantástico y conocer algunos personajes maravillosos. Una nueva aventura de Libros de Viaje, la familia que viaja por la Patagonia

Viajábamos con rumbo oeste por un camino de ripio en buen estado en busca de Aldea Las Pampas, un poblado del cual teníamos pocas referencias, aunque sabíamos que contaba con uno de los mejores lugares de pesca de la zona. Tras una curva, nos topamos con un monolito que indicaba el final del trayecto y también el nombre de aquel sitio; Comuna Rural Dr. Atilio O. Viglione.

Dicen que preguntando se llega a Roma, pero cuando nosotros lo hicimos supimos que estábamos en Aldea Las Pampas y alguien disconforme le había cambiado el nombre. Aún faltaban unos kilómetros para nuestro objetivo; el paso fronterizo Las Pampas y con algunas indicaciones, hacia allá nos dirigimos. Debíamos cruzar los tres brazos del río que según los lugareños estaba muy bajo, pero la fuerza del agua y las piedras flojas del lecho sacudían nuestra camioneta.

Finalmente llegamos al otro lado para dar con un camino entre medio de un bosque tupido que sólo permitía ir hacia adelante. Debimos abrir 7 tranqueras y sortear nuevos cursos de agua hasta llegar a una que se abría a un inmenso claro frente a las imponentes montañas. Habíamos llegado. Frente a nosotros la típica casa blanca de techos rojos de Gendarmería Nacional y una bandera celeste y blanca que flameaba en lo alto del mástil.

Dos gendarmes salieron a recibirnos muy contentos de ver caras nuevas. No era para menos, en el último mes sólo habían visto pasar a tres hombres a caballo. Pedimos permiso de instalar nuestra carpa por unos días para pescar la confluencia de los ríos Las Pampas y Pico. Ya era tarde y los muchachos invitaron a ducharnos y a compartir un rico guiso patagónico. La velada se extendió hasta que la luna se posó sobre nosotros y todos nos fuimos a dormir.


Al día siguiente nos cruzamos con Don Justo, un estanciero curtido por el clima y la zona a quien le pedimos permiso para merodear por sus tierras. Su única exigencia fue que devolvamos las truchas al agua, algo que nosotros tenemos como premisa cada vez que pescamos. Al despedirnos, dejó abierta la puerta para vayamos a visitarlo y recomendó que cerremos siempre las tranqueras.

Es fantástico como en estos lugares alejados, al borde de la tierra y en el límite de la frontera, se pueden hacer amigos que perduran para nuevas aventuras, compartiendo la pasión por la Patagonia junto a un fogón mientras asamos un cordero.

Lugar: Aldea Las Pampas | Chubut | Patagonia Argentina.

Coordenadas: -44.2387, -71.7193

Fuente y más info: librosdeviaje.com.ar

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