Visitar la Patagonia en otoño es una experiencia inolvidable. Su colores dan pinceladas de ocres, rojos y amarillos entre el verde intenso del follaje, incentivado por las últimas lluvias antes de que venga la gran nevada. Una nueva aventura de la familia que viaja por la Patagonia, esta vez en el Otoño de la Patagonia.
Durante abril y mayo las montañas se transforman y se tiñen de colores. Los álamos son los primeros en sentir el otoño y dejan caer sus hojas para formar un colchón amarillo que juega con el viento. Es muy divertido pedalear en bicicleta y hacer volar el follaje entre las ruedas, aunque es necesario tener mucha energía para superar las lomadas.
Los enormes coihues y las lengas cambian el verde estival por un rojo intenso sobre las laderas de los cerros, convirtiendo al bosque en una fiesta. Cada cual se viste a su gusto exhibiendo naranjas, ocres, rojos y dorados. Nadie quiere pasar desapercibido y todos desparraman sus hojas por el aire.
Los cipreses en cambio se ponen más verdes con la humedad del ambiente. Es el momento de las lluvias que enfrían el suelo para recibir a las primeras nevadas que iluminan con su manto blanco a las montañas. Entre medio del follaje, un sinfín de aves se dan un festín con los insectos que pululan atontados por el agua.
Pero lo más lindo es hacer fuego con las maderas nobles del bosque y encender aquellas hojas de colores, para darle a nuestra casa ese olorcito tan agradable que anuncia la llegada del otoño.
Lugar: Bariloche, Río Negro, Patagonia Argentina.
Coordenadas: -41.1364,-71.3053
Fuente y más info: librosdeviaje.com.ar
