Libros de viaje: Dique Florentino Ameghino

Sin los exóticos camellos del desierto, pero con una tropilla de caballos criollos que corren libremente por las pasturas, esta represa contiene al río Chubut, escondida debajo de un imponente acantilado a 100 kilómetros de la costa. La familia que viaja por la Patagoania, nos trae una nueva aventura! Hoy, Martes…Libros de viaje en el Dique Florentino Ameghino.

Salimos bien temprano de Playa Unión, el pueblo costero que se asienta en la desembocadura del río Chubut en donde descansa una pequeña flota de barquitos pesqueros color amarillo, hacia el dique Florentino Ameghino, parada previa antes de escalar la Cordillera de los Andes.

La represa es un oasis en medio de la estepa patagónica a poco más de un centenar de kilómetros del océano hacia el oeste. Se construyó para regular las aguas del río Chubut y proveer de electricidad a las ciudades costeras.

Un cartel poco vistoso junto a la estación de servicio del paraje Las Chapas, anuncia el desvío hacia la pequeña villa de algo más de 200 habitantes. El asfalto desaparece súbitamente en medio de la aridez y da paso a una curva interminable de ripio. Luego de cruzar un arco tallado en la roca, el paisaje cambia súbitamente y el camino baja arremolinado entre los peñascos.


Las grandes piedras que descansan en los claros del camino, alertan sobre el peligro que asecha desde los picos de los cerros y apuran el paso hacia el túnel que perfora la montaña. El interior saturado de polvo levantado por el paso de los vehículos, impone una escena fantasmagórica que intimida la decisión de atravesarlo, aunque la luz al final del conducto es una esperanza renovadora.

Del otro lado espera la gran pared de concreto que atraviesa los 255 metros que separan ambas orillas del embalse. Hacia el poniente se puede ver la extensión del lago que se interna hacia la puesta de sol, nutrida por el río Chubut que la distancia minimiza en un breve hilo de agua. Y en dirección este, las vertiginosas paredes de la represa de 70 metros de altura, se abren a un verde valle custodiado por las rocas que se elevan haciéndole sombra a la monumental obra.

Las calles de la villa reproducen las orillas del río con sus aguas cristalinas demorándose debajo de frondosos sauces, álamos, abedules, fresnos y robles. Un mini hospital, como anuncia un cartel en la puerta, almacenes que se cuentan con los dedos de una mano, la única gomería en kilómetros a la redonda, unas pocas cabañas y restaurantes completan las construcciones de madera que se diseminan por la comarca.

El tiempo se detiene a descansar en los rincones del pueblo, distraído cada tanto por un lento bamboleo de las ramas en el viento y el sonido de remolinos jugueteando en la orilla. El agua oxigenada por las turbinas, las bajas temperaturas que entrega el deshielo y la frondosa vegetación de la costa con sus insectos, son indicios que estimulan la esperanza de encontrar truchas en esta región tan alejada de los Andes.

…el texto es parte del capítulo “El viaje” del libro Papá Pesqué.

Google Map: -43.69, -66.48

Lugar: Dique Florentino Ameghino / Ruta 25 / río Chubut / provincia de Chubut.

Fuente y más info: librosdeviaje.com.ar

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