Increíble Excursión al Cañón del Ocre en La Rioja

Cañón del Ocre, Famatina, La Rioja - foto: La Rioja Turismo

Cañón del Ocre, Famatina, La Rioja - foto: La Rioja Turismo

Vivimos una increíble excursión al Cañón del Ocre en La Rioja, un lugar único por su tan particular paleta de colores.

El Cañón del Ocre, en el cordón del Famatina, expande el color que le da el nombre en incontables tonos sobre sus paredones de cientos de metros, el suelo, el camino imposible para vehículos convencionales.

Los cerros vecinos y hasta el agua del río que corre en su fondo, y es uno de los principales circuitos turísticos de La Rioja.

Este atractivo está a menos de 30 kilómetros de Chilecito, segunda ciudad en importancia de La Rioja y centro neurálgico provincial, pero en la montaña los trayectos no se miden por la distancia sino por la altura o por el tiempo que se lleva recorrerlos.

Comienza la Excursión al Cañón del Ocre

La aventura comienza en Peñas Negras, donde sobre la Ruta Provincial 16.

Aún queda la primera de barreras con que los vecinos de ese pueblo cortaron el acceso hacia la mina aurífera La Mejicana a principios de 2012, contra el reinicio de su explotación.

Luego de cruzar lo que queda de la segunda barrera, la ruta se convierte en un camino de tierra y lleva a varios miradores naturales.

Desde allí se ve el profundo valle verde del río Amarillo y, entre la lejana bruma, Chilecito.

La vegetación verde y fresca del valle, con arbustos espinosos y bajos, junto a algarrobos, chañares y sauces y álamos implantados, vira a los pastos bajos, cáctus y otras especies de altura.

La opacidad que toma la flora se compensa con la policromía que surge en las laderas, donde rojos, azules, amarillos, blancos, verdes y negros conforman un abanico de tantos colores como minerales, óxidos y fósiles se combinan en las montañas precordilleranas.


La Ruta 16, se convierte en una huella en la que las 4×4 avanzan entre tambaleos y es imprescindible detenerse en cada portezuelo para admirar el paisaje.

Nos vamos acercando

El amarillo del río que baja de la montaña es cada vez más intenso y contrasta con las aguas cristalinas de pequeños arroyos que son sus afluentes, que se disuelven en él sin alterar su tono.

Desde el Portezuelo Blanco, donde la ladera rojísima a la izquierda contrasta con un cerro y unas formaciones albinas que también tiñen el suelo, se puede observar una de las más llamativas y bellas geoformas, Los Pesebres, que semejan la imagen religiosa en tonos bermellones, blancos y naranjas.

El altímetro del guía Marcos Moreno indica que se está a 2.500 msnm y que falta poco para el cañón, sólo un centenar de metros más alto aunque a varios kilómetros de camino de cornisa.

Después de una loma, cuando el camino inicia un descenso, surge un abra en la altura y tras una curva todo se torna ocre salvo el cielo azul de un diáfano único en esas alturas.

El cañón, con una pared cubierta de sombras, es una profunda herida en esas rocas terrosas, sumamente inestables, que se desarman y generan polvo fácilmente al menor roce, lo que explica la gran erosión de ese sector.

Junto al precipicio de varios cientos de metros hay dos grandes explanadas útiles para estacionar fuera del camino, con barandas de madera para prevenir riesgos, ya que siempre es tentador mirar hacia el fondo, donde el río brilla amarillo y justifica que popularmente se lo conozca también por río del Oro o Dorado.

Emprendiendo la Vuelta

Los cerca de 30 kilómetros recorridos desde Chilecito han consumido toda una mañana y Moreno improvisa una mesa para un refrigerio, en el que el invitado de lujo es el paisaje que ningun restorán citadino podría ofrecer al más distinguido de sus comensales.

La comida es liviana, ya que a más de 2.600 msnm se siente la falta de oxígeno en el aire y comienzan los síntomas de apunamiento que obligan a caminar lentamente, no cargar cosas pesadas y evitar movimientos bruscos.

Cañón del Ocre, La Rioja

El Cañón del Ocre es el fin de una excursión de aventura, pero también puede ser sólo un punto intermedio si la intención es llegar a la mina La Mejicana, a 4.600 msnm, para lo que habrá que seguir por caminos aún más difíciles, cruzar el río varias veces y transitar a lo largo de su lecho.

En ese destino, se podrá ver la estación final del cablecarril más largo y alto del mundo, visitar algunos de los socavones fuera de servicio y hacer un trekking hasta la cresta del cerro, unos 200 metros aún más arriba.

fuente y más info: telam.com.ar

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